Gracias al trabajo de importantes especialistas broncopulmonares y un equipo multidisciplinario, la nueva organización buscará apoyo para las miles de personas que padecen esta enfermedad de frecuencia aún desconocida: la mayoría están jubilados y no pueden costear los tratamientos y terapias.
En el marco de la campaña “Por mi derecho a respirar” , con la cual la Fundación Aire promueve, entre otros objetivos, que la Ley Ricarte Soto incluya y financie los costosos tratamientos para la Fibrosis Pulmonar Idiopática (FPI), recientemente se cumplió otro importante hito al entregar más de 16 mil firmas a representantes del Minsal.
No se ve físicamente, pero las personas que padecen asma grave ven afectadas su calidad de vida, su capacidad de trabajar y realizar sus proyectos. Su tipo de asma no responde a los medicamentos cubiertos en las Garantías Explícitas en Salud (GES), por lo que luchan para que sean incluidos en el próximo decreto de la Ley Ricarte Soto. Recientemente se creó la Fundación Chile Asma para visibilizar esta situación y educar sobre esta patología.
En época de coronavirus, la palabra fibrosis suele escucharse mucho más seguido. ¿Por qué? A medida que transcurre la pandemia, estudios han demostrado que casos graves de Covid-19 pueden generar secuelas fibróticas en los pulmones, como unas cicatrices. De acuerdo con el Dr. Álvaro Undurraga, médico broncopulmonar del Instituto Nacional del Tórax y Clínica Las Condes, “el Covid-19 puede ser una gran agresión a los pulmones que puede dejar fibrosis, un tipo de cicatriz similar a cuando una persona tiene una herida, lo que le impide respirar de forma normal”.