En doce meses, las personas extranjeras ocupadas aumentaron 2,0%.
Según estimaciones al 31 de diciembre de 2021, la mayoría de las y los migrantes internacionales que viven en el país proviene de Venezuela, Perú, Haití, Colombia y Bolivia.
Las autoridades locales han detallado que además de las personas fallecidas, otros 16 migrantes han sido trasladados a hospitales cercanos en condiciones diversas.
Las principales son Santiago, Antofagasta e Independencia.
Según el INE, en Chile habitan 1.492.522 personas extranjeras. La mayoría tiene entre 20 y 44 años.
La orden ejecutiva durará 60 días y luego será revisada y posiblemente extendida. Algunos críticos ven el anuncio del republicano como una medida destinada a intentar aprovechar la crisis del coronavirus para implementar un objetivo político largamente buscado, que es prohibir el ingreso de inmigrantes antes de las elecciones del 3 de noviembre.
Los recursos no reembolsables apoyarán inversiones nacionales en desarrollo inclusivo, proyectos regionales, capacitación en cuestiones críticas, y soluciones innovadoras que afectan el desarrollo de la región
La masiva llegada de extranjeros nos ha servido para “creernos el cuento”: siempre hemos sido un pueblo descontentadizo y gruñón con lo que tenemos, pero resulta que la invasión de foráneos que encuentran bueno vivir acá nos está haciendo darnos cuenta de que el “modelo chileno” no era tan malo, al fin de cuentas,
Según el presidente del Consejo para la Transparencia, Marcelo Drago, es necesario velar por una legislación que junto con normar el proceso migratorio reconozca las características especiales de destinatarios con culturas diferentes y barreras idiomáticas importantes.
Con legislación y procesos reglamentados se puede ordenar el sistema y facilitar la documentación, pero las trabas culturales no se pueden derogar administrativamente. Será un camino difícil, donde probablemente esta generación de migrantes pagará un alto precio en la instalación de una sociedad más plural y respetuosa de los derechos y dignidad de todos lo que han escogido hacer de esta tierra, la propia.
Si no lo somos, por lo menos ya tenemos un problema de país desarrollado: nos estamos llenando de pobres de otros países. Si no se cambia “El Ladrillo” por el “Otro Modelo”, habrá trabajo para todos. Y si se lo enseñamos a los haitianos, al poco tiempo dejarán de llegar.