Las universidades juegan un papel fundamental en este proceso. La Universidad Andrés Bello (UNAB), por ejemplo, ha desarrollado políticas de igualdad de género y programas de capacitación que buscan sensibilizar a la comunidad académica sobre la importancia de la equidad.
Desde estereotipos hasta la falta de representación femenina en posiciones de liderazgo, son grandes desafíos. La desigualdad salarial y el acoso laboral son también problemas que requieren atención.
ONU Mujeres firmó acuerdos de colaboración conjunta con los ministerios de Obras Públicas, Economía, Trabajo, Educación y Medio Ambiente con el objetivo de apoyar el fortalecimiento de la estrategia, la transversalización de género e interseccionalidad en las políticas públicas y énfasis temáticos de cada una de las carteras.
Es difícil comprender por qué todavía muchas empresas chilenas no se percatan de los grandes beneficios que trae la incorporación de mujeres en los altos cargos, ya que éstas aportan miradas diferentes que van en pro de alcanzar las expectativas del negocio.
Informe presentado este lunes señala que en los productos de ahorro la participación de mujeres supera a la de hombres, que la demanda de servicios financieros de las mujeres tiene un componente habitacional mayor al de los hombres y que los índices de morosidad, protestos y reprogramación de deuda revelan un mejor comportamiento de pago de las mujeres.
Se debe considerar que la igualdad es parte fundamental de la libertad académica, coartada muchas veces por actitudes sexistas y descalificatorias. Por eso, habría sido de esperar una reacción de conjunto del sistema universitario, con propuestas y decisiones para abordar estas situaciones con políticas permanentes.