En una época donde la belleza se construye a través de tutoriales fotográficos y filtros digitales, la autenticidad, ese recurso cada vez más escaso, se pierde en los escenarios idílicos de personajes con perfiles desmesurados. Los viajes a destinos exóticos y las demostraciones de lujos, en la mayoría de los casos sustentados por el dinero de auspiciadores, crean una narrativa ficticia que cautiva a millones en las redes sociales.
Alguna vez al fallecido cantante “Prince” se le ocurrió cambiar su nombre, de ´Príncipe´ a “The Artist”, determinación algo genérica y por cierto engreída. Ante la escasa repercusión y reconocimiento de su cambio, entonces decidió llamarse: “ “, efectivamente, tal cual. Algo así como “nada”.