No es sorpresa que las promesas de venta en el mercado inmobiliario estén a la baja, considerando el panorama económico del país sumado a las restricciones en créditos hipotecarios y la inflación. Lo que sí llama la atención la cantidad de desistimientos, no por los motivos, sino por la facilidad con que se pueden dar. Que hayan disminuido un 45% las promesas de venta en el primer semestre, es alarmante.