La industria inmobiliaria no solo mueve la economía, sino que es también el reflejo de los sueños de miles de familias que aspiran a la casa propia, a un patrimonio, a estabilidad y a proyectarse a futuro. Durante los últimos años, el acceso a la vivienda se ha visto afectado por un escenario complejo de tasas altas, exigencias crediticias más duras y un ambiente de incertidumbre generalizada.