Se desencadenan cuando el sistema inmunitario identifica a un alimento erróneamente como una amenaza para el cuerpo, generando signos y síntomas como problemas digestivos, urticaria o incluso inflamación de las vías respiratorias. La leche, la soya, los huevos, el trigo, el maní, las nueces, el pescado y los mariscos son responsables del 90% de los casos que provocan este tipo de alteraciones.