|
Verónica Poblete |
Emprender siempre ha sido un acto de fe. Una forma de mirar el mundo no como es, sino como podría ser. Pero hoy, en medio de mercados inciertos, transformaciones constantes y nuevas reglas de juego, emprender adquiere un valor aún mayor: es una declaración de confianza activa en el futuro. Los emprendedores no sólo crean productos o servicios. Crean movimiento. Cambian las conversaciones.