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Mauricio Díaz P. |
El nuevo escándalo por cobros excesivos en las cuentas de luz -una vez más revelado por la prensa-, desnuda una falla y error estructural en la gestión comunicacional de los actores involucrados. No es sólo un grave problema de tarifas sino un síntoma profundo de desarticulación entre poder, relato y ciudadanía. En una sociedad que exige transparencia y justicia social, insistir en estrategias de contención basadas en gestiones discretas, omisiones y silencios calculados, equivale a cavar la tumba de la confianza.