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Javier Tapia |
En un documento del Consejo de Políticas de Infraestructura, más de 150 actores planteamos que el crecimiento sostenible exige aumentar la inversión en infraestructura. Solo si esta es moderna y resiliente podremos aprovechar los potenciales estratégicos del país.
Chile está siendo testigo del avance de un fenómeno tan silencioso como grave: el robo sistemático de infraestructura crítica del sistema eléctrico. En el caso de las redes de transmisión, solo en el primer trimestre de este año ya se han registrado más de 40 robos, con un daño económico cercano a —lea detenidamente— un millón de dólares. Esta cifra representa dos tercios de lo perdido en todo el 2024 y casi un tercio del total acumulado entre 2021 y 2024. No se trata de hechos aislados ni menores. Son, en su mayoría, casos donde bandas organizadas actúan con impunidad.
Chile vive un momento clave en su transformación energética. Tenemos la mirada puesta en alcanzar la carbono-neutralidad al 2050, un desafío que exige altos grados de coordinación, cuantiosas inversiones y visión estratégica de largo plazo. En ello, el sector eléctrico juega un rol central.