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Cristián Martínez |
La reciente noticia de una inversión de USD$50 millones por parte de la inmobiliaria Norte Verde en Santiago Centro llamó la atención de todo el mercado. Y es que es, sin lugar a dudas, una fuerte declaración de principios en el ecosistema inmobiliario, frente a los complejos años que ha experimentado el corazón de la capital.
El mercado inmobiliario en la Región Metropolitana enfrenta un escenario complejo. Según el último informe de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), las ventas de viviendas nuevas continúan en descenso. Durante el tercer trimestre del año, los departamentos registraron una caída del 15% en comparación con el mismo periodo del año anterior, mientras que las casas experimentaron una baja del 17%.
Cuando consideramos invertir en Panamá, hay cuatro factores clave que no podemos pasar por alto. En primer lugar, la estabilidad económica del país es un gran atractivo. Aunque el crecimiento económico no sea tan explosivo como en otras naciones en desarrollo, la economía panameña sigue avanzando de manera constante, proporcionando un ambiente predecible -en el buen sentido de la palabra- y seguro para las inversiones en propiedades.
La Región de Valparaíso, otrora joya de las costas chilenas, enfrenta una crisis que amenaza con redefinir su posición en el mercado inmobiliario. Y es que, hasta agosto de 2024, el 34,4% de las compras de viviendas en la región han sido desistidas, marcando un récord histórico desde 2016, según cifras de la Cámara Chilena de la Construcción.
El escenario económico no ha sido el más tranquilo. La inversión extranjera se ha tornado esquiva y el empresariado se enfrenta a un clima de incertidumbre. En medio de esto, la solicitud de liquidación del Fondo Toesca, uno de los gigantes en el mercado de bienes raíces, ha significado una bofetada que amenaza con seguir fracturando la confianza en el sector inmobiliario.
Desde hace un buen tiempo, Panamá ha sido un imán para los inversionistas inmobiliarios, especialmente norteamericanos. Esto se ha dado gracias a su ubicación estratégica, pero también por su crecimiento económico sostenido y una serie de beneficios fiscales que hacen que invertir en este país, sea una opción muy atractiva para aquellos chilenos que buscan resguardar sus capitales en el extranjero.
Hace solo unos días el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) informó sobre una caída abismal en los permisos de obras para viviendas, registrando su cifra más baja en más de 30 años. Producto de esto, la Cámara Chilena de la Construcción, proyecta que alrededor de 140 mil empleos no se crearán por esta razón.