​A propósito del Papa Francisco

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El Papa FranciscSara Larrain R o alerta sobre el calentamiento global causado por las emisiones de la actividad humana, y advierte que afecta principalmente a los más pobres, quienes viven en lugares particularmente afectados por fenómenos como sequías, tormentas o aluviones generados por el cambio climático. Agrega que la tierra, “nuestra casa común”, parece convertirse cada vez más en un “depósito de porquería” porque el sistema industrial no ha desarrollado la capacidad de absorber y reutilizar los residuos de desechos y porque en la sociedad se ha impuesto la cultura del descarte: “todo es desechable”.


La enciclica apunta al individualismo del ser humano, que desconecta a los seres humanos de la naturaleza, imponiendo el dominio y la explotación del medio ambiente sin límites. Llama a este fenómeno como antropocentrismo desviado y advierte, que este nivel de intervención humana sobre la naturaleza al servicio de las finanzas y del consumismo, hace que la tierra se vuelva cada vez más limitada y gris, mientras el desarrollo de la tecnología y de las ofertas de consumo sigue avanzando sin límite. Por ello afirma que no hay dos crisis separadas, sino una sola y compleja crisis socio-ambiental. Pués, el ambiente humano y el ambiente natural se degradan juntos, y no podremos afrontar adecuadamente la degradación ambiental si no prestamos atención a causas que tienen que ver con la degradación humana y social.


El Papa advierte que los poderes económicos justifican el sistema actual, donde prima la renta financiera por sobre la naturaleza y la dignidad humana.


La encíclica también aclara la doctrina sobre la propiedad y los bienes, destacando el principio de la subordinacio´n de la propiedad privada al destino universal de los bienes, - el bien común- y afirma que la tradicio´n cristiana nunca reconocio´ como absoluto o intocable el derecho a la propiedad privada y subrayo´ la funcio´n social de cualquier forma de propiedad privada. En la misma dirección corrige la interpretacion de la Biblia, particularmente del Génesis, donde se ha interpretado que legitima el dominio sobre la tierra y la explotación salvaje de la naturaleza; aclarando que esa no es una correcta interpretación de la Biblia como la entiende la Iglesia. Afirma que “hoy debemos rechazar con fuerza que, del hecho de ser creados a imagen de Dios y del mandato de dominar la tierra, se deduzca un dominio absoluto sobre las demás criaturas”.


Finalmente la enciclica apunta a los sistemas de gobernanza, destacando que los problemas socioambientales que aquejan hoy a la sociedad y al planeta tienen un origen político: la debilidad de reacción de la política nacional e internacional, y el somentimiento de la politica al progreso y las finanzas. Concluyendo que urge

la presencia de una verdadera Autoridad Política, que vele por el cuidado de la Tierra, por la plenitud humana, que apunte a una visión integradora y a otro estilo de vida y de desarrollo.


Sara Larraín

Chile Sustentable


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