En los últimos años, Latinoamérica ha sido testigo de un fenómeno creciente: el desarrollo de soluciones tecnológicas con propósito social. De la mano de una mayor conciencia colectiva, la digitalización acelerada tras la pandemia y la madurez del ecosistema emprendedor, las tech for good han comenzado a consolidarse como actores relevantes dentro del desarrollo social.
“Hoy existe un entorno más colaborativo, donde empresas, fundaciones e inversionistas están impulsando tecnologías que generan un impacto social real”, señala Juan Pablo Hurtado, CEO de Donando, plataforma chilena que permite a fundaciones crear campañas de recaudación digital, gestionar colectas y captar nuevos socios de manera simple y transparente.
Este cambio se refleja también en la percepción del mercado. Para Hurtado, la tecnología dejó de verse únicamente como un mecanismo filantrópico para transformarse en un aliado estratégico del desarrollo social. “La tecnología permite escalar el impacto, optimizar recursos y fortalecer la sostenibilidad de las organizaciones sociales. Hoy es un actor estructural en la generación de soluciones para el país”.
Aunque el ecosistema fintech y el sector tech for good comparten la innovación como motor, Hurtado subraya una diferencia clave, la prioridad del impacto social y ambiental. “Las tech for good integran sostenibilidad junto con eficiencia y resultados económicos —ese es su sello”, explica.
En Chile, las plataformas digitales que profesionalizan y democratizan la recaudación de fondos para organizaciones sin fines de lucro lideran el camino. “El sector social necesita tecnología diseñada para sus desafíos, y por eso hemos visto un crecimiento sostenido en el interés por contar con plataformas propias de donación. Hoy más de 1.200 fundaciones forman parte de Donando”, afirma.
Los cambios culturales también han sido determinantes. “Las nuevas generaciones buscan interactuar con soluciones que generen impacto social. Son usuarios digitales, informados y conscientes, y eso ha impulsado a más organizaciones a transformarse digitalmente”, agrega Hurtado.
Sobre el futuro del sector, el fundador de Donando es claro, eEl mercado tech for good en Chile seguirá creciendo y podría alcanzar un peso comparable al de las fintech, a medida que más inversionistas, instituciones y usuarios reconozcan el valor de la tecnología con propósito”.
Para Hurtado, el desafío de los próximos años será continuar construyendo alianzas, profesionalizando la gestión tecnológica del mundo social y fortaleciendo la confianza ciudadana. “Estamos frente a una transformación cultural: la tecnología ya no solo resuelve problemas económicos, también impulsa cambios sociales profundos. Y eso llegó para quedarse”.