A medida que el planeta se calienta, las olas de calor se están convirtiendo en una amenaza cada vez más frecuente y peligrosa para la salud humana. Lo que antes se consideraba un fenómeno meteorológico puntual ahora es una realidad persistente que afecta a millones de personas en todo el mundo y Chile no es la excepción. Los hallazgos de la tercera fase del estudio "Cambio Climático y Salud", desarrollado por el Centro de Cambio Global de la Pontificia Universidad Católica de Chile junto a Bupa Chile, revelan un panorama preocupante: las muertes atribuibles al calor solo en la Región Metropolitana se han cuadruplicado en las últimas tres décadas, pasando de un promedio de 250 casos anuales en los años 90 a más de 1.200 en 2024.
Estos no son solo datos, sino historias de personas que han visto afectada su salud y calidad de vida debido a las temperaturas extremas. Desde los años 80, las muertes por calor han superado consistentemente a las provocadas por el frío y, mientras que en las décadas de 1980 solo el 1,2% de los fallecimientos estaban relacionados con altas temperaturas, en lo que va de la década del 2020 esta cifra ya alcanza el 2,3%, y las proyecciones para la década 2041-2050 es de 4,7%
Frente a esta realidad, es fundamental que todos los sectores se comprometan a enfrentar este desafío. Las empresas tienen un rol clave en esta tarea, no solo porque son parte de las comunidades que se ven afectadas y por los considerables impactos que se están produciendo en distintos sectores económicos, sino porque también tienen la capacidad de liderar procesos de adaptación y mitigación. Iniciativas como el Protocolo Empresarial de Protección Frente al Calor, impulsado por Bupa Chile y desarrollado junto a Acción Empresas, son un ejemplo concreto de cómo el sector privado puede contribuir a mitigar los impactos del calor extremo.
La data nos lo está diciendo: la gente muere producto de las temperaturas extremas y no podemos ser simples espectadores. Tenemos la obligación de involucrarnos y ser factores de cambios en nuestro entorno. Adaptar las ciudades, modernizar la infraestructura y transformar nuestros sistemas de salud no es solo una opción, es una necesidad urgente. No podemos seguir esperando que estos cambios ocurran de manera natural. Debemos tomar medidas concretas hoy para construir espacios más seguros y resilientes para todos. El tiempo para actuar es ahora.
Por Luis Cifuentes, investigador del Centro de Cambio Global UC, Profesor Adjunto, Escuela de Ingenieria UC.