Garantizar la igualdad de género y un trato equitativo en la remuneración dentro de las empresas es fundamental para promover un entorno laboral inclusivo y justo, lo que contribuye a la fidelización del talento.
Para ello se requiere un enfoque integral que incluya desde la contratación y la compensación hasta la cultura organizacional. Las compañías que implementen estas estrategias no solo contribuirán a la equidad de género, sino que promoverán un entorno de trabajo más saludable y productivo.
En una sociedad altamente informada, la ausencia de políticas salariales claras y justas al interior de la empresa no sólo deteriora el compromiso y la confianza de sus trabajadores, sino que también es la organización en su totalidad la que se resiente.
Las generaciones actuales de colaboradores buscan, además de la retribución económica, trabajar en ambientes colaborativos, con liderazgos inspiradores y una administración transparente y ecuánime.
En este sentido, si los trabajadores hallan diferencias injustas o que no se puedan explicar razonablemente, su nivel de compromiso mermará, pudiendo generar contingencias legales o también la fuga de talento valioso.
Implementar una política que entregue lineamientos respecto a cómo resolver situaciones de índole laboral, produce entre los empleados la sensación de que trabajan en una empresa que les brinda un trato justo, independiente de cuestiones sociales, educacionales o de género.
Con pautas claras, las personas descubren que el tratamiento de sus remuneraciones obedece a patrones objetivos de mercado, desempeño y competencias, generando mayores niveles de eficacia y productividad.
Es importante destacar que una falta de equidad salarial no solo afecta a los trabajadores, sino que también tiene un impacto negativo en el clima laboral de la empresa. Al cerrar la brecha salarial, se fomenta un entorno más equitativo y justo para todos los colaboradores.
Es por lo anterior que lo aconsejable es revisar objetivamente las remuneraciones que reciben hombres y mujeres que desempeñan similares funciones y que demuestran competencias o desempeños equivalentes, eliminando posibles sesgos en el proceso de selección.
El principal desafío al que se deben enfrentar las compañías es entender su rol social y movilizador que genera una política de trabajo justo, es decir, aquel que compensa sin sesgo, valorando sin exclusiones las competencias y desempeños de sus trabajadores y trabajadoras.
Ese pensamiento central debe conducir a generar acciones y procesos que permitan estar atentos a ciertas distorsiones salariales no justificadas, teniendo en mente que al no hacerlo arriesgan a que su capital humano sea menos comprometido y productivo, deteriorando su reputación empresarial.
Las empresas que genuinamente toman acciones en pro de generar ambientes de trabajo más transparentes, productivos y colaborativos, generan un atractivo real hacia los nuevos postulantes.
Además, con políticas de transparencia salarial y auditorías internas, dejan en claro a toda la organización los distintos niveles o escalas salariales a los que se puede acceder de acuerdo a condiciones establecidas, como situación de mercado, competencias requeridas y desempeño observado.
Luis Rosas Asenjo,
Socio director de Wiseplan – www.wiseplan.cl