​PIB: nada personal

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Controversia generaron las cifras de cuentas nacionales publicadas recientemente por el Banco Central. Y es que de una caída –estimada preliminarmente– de 0,2% del PIB en 2023, pasamos a un crecimiento de 0,2%. ¿Qué significa esta corrección y qué tan relevante es?


En primer lugar, debemos consignar que este tipo de correcciones (recuerde que se corrigieron las cifras de IMACEC para 2023, y también las cifras de crecimiento para 2022) son habituales por parte de los bancos centrales. Y es que la cantidad de información que se debe recopilar para determinar cuál fue la producción total de bienes y servicios finales que se efectuó dentro de los límites geográficos del país –que es la definición de PIB o PGB – es cuantiosa, y es común que se revisen dichas cifras en un contexto de permanente actualización.


Ahora bien, respecto de la relevancia de dicho ajuste, podemos afirmar que es totalmente inocuo, puesto que el monto involucrado es menor. Para ponerlo en contexto, este incremento de 0,2% corresponde aproximadamente a US$ 700 millones. Si consideramos que cada kilómetro nuevo de línea de Metro tiene un costo cercano a US$ 100 millones, lo que crecimos en 2023 nos permitiría aumentar en siete kilómetros la red de Metro, y sería todo. El 0,2% es insuficiente. Y para enfatizar aquello, piense en lo siguiente: con una tasa de crecimiento del PIB de esa magnitud, tardaríamos 350 años en duplicar nuestro actual Producto Interno Bruto, es decir, nuestro nivel de ingreso. Más aún, si fuéramos capaces de sostener en el tiempo nuestra alicaída tasa de crecimiento tendencial (PIB no minero) – estimada hoy en 2%– nos demoraríamos 35 años en lograr dicha tarea, lo que también parece un período demasiado extenso en virtud de las diversas necesidades que hoy tenemos como sociedad.


Pero lo que realmente importa, al final del día, es el PIB per cápita, puesto que esto toma en cuenta el tamaño de la población, y por tanto, es una aproximación de cuánto recibe en promedio cada ciudadano. Y cuando llevamos la discusión a este plano, vemos que en realidad durante 2023 decrecimos, considerando que en 2022 la tasa de crecimiento de la población fue de 0,6% (Banco Mundial).


Finalmente, debemos recordar que lo ocurrido en 2023 es, en parte relevante, consecuencia del ajuste que debió llevar a cabo la economía de la mano del Banco Central, como una manera de corregir los fuertes desequilibrios que acumulamos en el pasado, y que nos llevó a experimentar una tasa de inflación de 14,1% en agosto de 2022.


En consecuencia, más allá del resultado puntual obtenido en 2023, lo que nos debiera convocar es el desafío de apuntalar nuestra débil tasa de crecimiento tendencial. Fortalecer nuestra capacidad de crecimiento de largo plazo es una tarea imperiosa, puesto que es la única vía para generar más empleos, pagar mejores sueldos, y proveer de recursos relevantes y permanentes al Estado.


Rodrigo Montero,

Decano Facultad de Administración y Negocios,

Universidad Autónoma de Chile

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