​Inteligencia Artificial, ética y protección para los consumidores

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Nicolau0301s Vilela

Hace algunos días, el Servicio Nacional del Consumidor, Sernac, entregó a las empresas chilenas algunos lineamientos y advertencias sobre eventuales riesgos en la aplicación de la Inteligencia Artificial (IA), todo con el objetivo de proteger los derechos de las personas. Esto, debido a resultados injustos o arbitrariamente discriminatorios, la eventual falta de transparencia en las condiciones en que se ofrecen los servicios o en el tratamiento de los datos individuales.

Es cierto que, tal como cualquier otro servicio o herramienta tecnológica, la Inteligencia Artificial puede ser usada con fines negativos en las manos equivocadas, y por eso es importante considerar principios éticos en su aplicación. Por ejemplo, la falta de transparencia podría llevar a una manipulación de datos, toma de decisiones que no beneficien a las personas o que estén basadas en inexactitudes, discriminación o sesgos en contra de ciertos grupos.

O como lo plantea el Sernac, que dentro del área del comercio se desarrollen prácticas cuestionables como los “dark patterns”, patrones de diseño creados intencionalmente confusos para empujar a los consumidores a tomar decisiones de compra o suscripciones de servicios que no tenían intención de realizar.

Volvamos al origen. La Inteligencia Artificial fue desarrollada por humanos y siempre pensando en facilitar la vida de otras personas. Vivimos en un mundo que a diario produce más y más información, es imposible que podamos gestionarlo todo, no existen ni el tiempo ni los recursos humanos necesarios. Aquí es donde entra la IA, que puede recopilar toda esa data, encontrar y agrupar similitudes, utilizar algoritmos para predecir posibles resultados, todo de manera más rápida y eficiente. Bien empleada puede marcar una diferencia positiva y sin ir más lejos, desde que comenzó la pandemia se implementaron en todo el mundo soluciones basadas en IA para rastrear casos positivos, detectar zonas con mayor probabilidad de contagio y acelerar la fabricación de vacunas que han evitado miles de muertes.

La Inteligencia Artificial no es un enemigo, al contrario. Organismos internacionales como la Unesco reconocen su potencial y las enormes oportunidades que ofrece en ámbitos como educación, ciencia, transportes, finanzas, comercio, comunicaciones, trabajo, salud y muchas otras áreas.

Pero para su correcta aplicación, contar con un marco normativo es fundamental. Por eso se valoran iniciativas como la del Sernac, que funciona como un llamado directo para que las empresas respeten la Ley del Consumidor en cuanto a la entrega de información efectiva y transparente; el resguardo de la libertad de elección y la seguridad en el consumo; además de la prohibición de discriminaciones arbitrarias y la protección de los datos personales de los consumidores.

La IA ya es una realidad y en los próximos años su uso sólo irá en aumento. Sus implicancias éticas seguirán presentes mientras no exista un consenso mundial sobre su uso. Mientras tanto, todos quienes trabajamos en torno a ella y su desarrollo, debiéramos estar siempre guiados por principios de respeto de los derechos humanos y libertades básicas, el cuidado del medio ambiente, la diversidad e inclusión dentro de cada sociedad. 


Nicolás Vilela, 

Emprendedor, co-fundador y CEO de ZTZ Tech Group

europapress