Matinal nocturno

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Javier Fuenzalida


Decepcionante el pseudo debate del lunes en la noche. Es la televisión, cada día más mediocre en cuanto a programas y contenidos. De inicio, fuimos engañados por que se anunció el debate entre los candidatos para las 20 horas, pero la verdad es que comenzó pasado las 20.20 pm, agotando nuestra paciencia con 15 minutos de odiosa propaganda publicitaria y 5 minutos de presentaciones innecesarias.

Transcurrido algo más de una hora, nuevamente el programa fue suspendido para repetir la publicidad, abusando de la paciencia de los televidentes para recordarnos de la falta de seriedad. Así la participación real de los candidatos no duró las horas que se anunciaban debido a la propaganda y la intervención de los locutores. Hubo algunas preguntas cuya formulación tomó más tiempo que el que se le dio al candidato para responder. ¿Debate presidencial o concurso de liviandades?

La mala calidad del programa fue el resultado de no contar con un moderador y un director de programa que garantizase la calidad de las preguntas y respuestas, de modo que, en ausencia de estos, los candidatos fueron pródigos en insultarse unos con otros. Mas que debate programático fue un anecdotario de sucesos nimios. Los locutores nada hicieron al respecto para establecer respeto y moderación, especialmente por parte de Enríquez que sabe que no tiene ninguna posibilidad de ser elegido.

Faltó Parisi porque no está en Chile. Sin embargo, la televisión se quedó en el siglo XIX ya que bien pudo haberlo incorporar telemáticamente, pero Anatel prefirió quedarse con la tecnología del siglo XX, oponiéndose a su participación. ¿Será que no conocen el Zoom?

Las preguntas en general se refirieron a lo aspectos menos importantes de los programas de los candidatos o a aspectos anecdotarios. Los locutores hurgaban entre las páginas de los programas de los candidatos buscando algo que los hiciera caer o contradecirse. Como en otras oportunidades formulaban sus preguntas, previa introducción, para demostrar sus conocimientos o su ignorancia, consumiendo parte del tiempo del programa.

Algunos como la Pizarro fue hasta impertinente por no decir insolente. Santa María fue más sobria, pero al igual que Astorga y Valenzuela, todos interrumpían innecesariamente quitándole la palabra de los candidatos, privándolos de parte del escaso tiempo que se les asignaba para responder.

Al final, no fue más que uno de los famosos y tristes matinales de la televisión chilena.

No sabemos quién formuló las preguntas o los temas a debatir. Entiendo que los periodistas en estos casos actúan como meros locutores. Quien estuvo a cargo del programa pudo haberse documentado sobre los temas que a la ciudadanía interesa. Hay bastantes encuestas realizadas en los últimos meses que los habrían ilustrado sobre lo que los votantes deseamos escuchar de parte de los candidatos, no se los locutores. No hubo tema específico sobre la educación, salud, previsión, seguridad, drogas, seguridad que son los asuntos que las encuestas han detectados como lo que suscitan el mayor interés y preocupación de los ciudadanos. Solo algunas referencias aisladas.

¿Era importante tener a Pinochet en primera plana, o a Nicaragua, el acoso de Boric, el cuarto retiro, el indulto, las barricadas y nada específico sobre salud, previsión y educación? Solo ligeras menciones al pasar.

En lugar de hablar sobre la calidad de la educación, la enseñanza de historia y de filosofía prefirieron dedicarle el tiempo al sexo.

En retrospectiva, da la impresión de que hubo una especie de complot previo para darle a Kast tantos cabezazos como fuera posible, dado que lidera las encuestas sobre la intención de voto. El programa bien pudo denominarse Todos contra Kast ¿Es eso un debate?

En resumen, como un matinal más.


Javier Fuenzalida A.

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