La fatiga pandémica es real. La Organización Mundial de la Salud (OMS) la considera una consecuencia “normal y esperable” luego de los períodos de confinamiento y pérdida de libertades individuales. En el caso de Chile, llevamos sobre un año con nuestras libertades restringidas y el regresar a la “normalidad” es una necesidad desde el punto de vista personal, sanitario y económico. La pregunta clave es: cuándo será el momento adecuado?.
La pandemia del COVID-19 no ha disminuido y mucho menos ha desaparecido en nuestro país. Los números son claros: el último reporte de la iniciativa iCOVID (semana del 9 de mayo) indica que los casos activos y la utilización de camas críticas se ha mantenido en una tendencia estable sin descensos significativos, a modo de ejemplo a marzo del 2020 el país contaba con casi 900 camas críticas, actualmente existen ocupadas sobre 3.000. Al comparar los porcentajes de positividad o los nuevos casos con el mismo día de la semana anterior, los números no bajan. Conclusión: esto está lejos de terminar.
El proceso de vacunación por otro lado avanza, permitiendo tener a un 50% de la población objetivo vacunada con 2 dosis. Sin embargo, esto no es suficiente para relajar las medidas. El porcentaje de población inmunizada es alto en comparación con muchos países con un 85% de la población chilena habiendo recibido la vacuna Sinovac que sólo otorga sólo un 56.5% de disminución del riesgo de contagio, muy diferente al 95% de vacunas como Pfizer-BioNTech. En simple, en Israel si ud. está vacunado tiene un 5% de riesgo de contagiarse de COVID-19, en Chile su riesgo es de 43.5% de contagiarse y contagiar a otras personas en un sistema sanitario que en camas críticas funciona al límite.
La autoridad ha instaurado el “Pase de Movilidad” (versión 2.0 del “Carnet COVID” del ex ministro Mañalich) apelando al autocuidado y sentido de responsabilidad de los ciudadanos. También se considera “un premio al buen comportamiento” y probablemente (aunque no se reconozca así) un estímulo para que aquellos que no desean vacunarse lo realicen. Pero qué pasará cuando entre en funcionamiento?, si hoy es complejo hacer cumplir las normas sanitarias y de movilidad en poblaciones afectas a las mismas restricciones, cómo se realizará cuando en un mismo hogar, grupo de familiares o de trabajo existan personas con y sin “Pase de Movilidad”?; en los meses de verano se incubó un alza de casos por fallas en la comunicación de riesgo y falsa sensación de seguridad con un alza sustancial de casos desde marzo alcanzando un peak hace sólo 5 semanas, estamos seguros de que eso no volverá a ocurrir?; por último, esta iniciativa no ha sido respaldada por el Colegio Médico, el consejo asesor COVID19 ni las sociedades científicas mientras ha sido agradecidos por los gremios como el turismo y la gastronomía, generando una vez más sensaciones confusas en relación a donde se está poniendo el énfasis de las acciones.
En medicina nos enseñan un mantra desde que ingresamos a nuestros estudios: “Primum non nocere”, lo primero es no hacer daño. Confiemos en que esta nueva medida cumpla con ese principio.
Rafael Martínez F. MD-PhD-MBA(c)
Profesor Asistente, Universidad Finis Terrae
lg: @martineztraumatologo