​Viviendas Sociales y Discriminación

|


Leonardo Moreno

Dos ediles del mismo sector político se encontraron con opiniones distintas enfrentados al problema de qué hacer con el paño de terreno que está en Vitacura, pero pertenece a la comuna de Las Condes. La disyuntiva era construir viviendas o más áreas verdes. Las Condes tiene un problema: familias económicamente vulnerables que siempre han habitado en la comuna, viven como allegadas y como cualquier familia, no quieren alejarse del sector donde han vivido siempre, no obstante con sus ingresos jamás podrían adquirir una casa en una de las comunas más caras y ricas de Chile. Y Vitacura tiene un problema: las viviendas sociales cargan con el estigma de afear, dañar el entorno donde se ubican y/o suponer una pérdida de plusvalía de las propiedades del alto valor, en este caso, de la otra comuna más cara y rica.


Se podría decir que los ediles mostraron una visión de lo que debe ser la ciudad con matices. O también, que los ediles tuvieron que enfrentar un problema que el gobierno nacional y los gobiernos locales, no han podido resolver. El tema de dónde se ubican las viviendas llamadas "sociales", esas que cuentan con ayuda del Estado, que no son comunes en barrios acomodados y están dirigidas a familias en pobreza o de clase media vulnerable. Los argumentos, incluso de vecinos, son similares a los que se podría tener si el plan fuera construir un vertedero en la vereda del frente. Nadie quiere que viviendas de menor valor económico se construyan cerca de su casa, siguiendo la filosofía del "NIMBY" (not in my backyard), y este problema apela no sólo a razones económicas sino que a una crisis de convivencia que se arrastra por décadas en Chile y que en temas como este hace estallar nuestro ser discriminador y nuestra negación de la realidad y los derechos de los demás.


Los más viejos recordamos que Chile era distinto. Efectivamente, antes de que comenzara a ocurrir el aislamiento social de los pobres, mediante malas decisiones de política que no previeron el efecto segregador de trasladar a miles de familias vulnerables a la periferia, existían barrios más diversos, comunidades en torno a polos industriales, por ejemplo, que gozaban de excelente equipamiento, integradas a la ciudad. Y esto se notaba en los colegios. No había tanta segregación y los mayores de 50 recordarán que en los liceos públicos había jóvenes de todos los estratos sociales. Hoy todo es diferente. Cada familia de la clase media emergente (y hacia arriba) aspira a elegir los compañeros de curso de los hijos que serán el capital social del mañana, aspira a diferenciarse y a concebirse como de clase media aspiracional.


Hemos luchado por el respeto a muchos derechos en los últimos años. La sociedad ha salido a la calle a exigir el respeto a la diversidad sexual, a la educación de calidad, a la igualdad de género y otras tantas causas que parecen unirnos. Sin embargo, el tema de la vivienda no se percibe como un derecho humano, inalienble, irrenunciable, que debe ser garantizado en su esencia como lo concibe el sistema internacional de DDHH: "el derecho a vivir en seguridad, paz y dignidad en alguna parte."


Leonardo Moreno

Fundación para la Superación de la Pobreza

europapress