Estalló el 24 de febrero tras la orden dada por el presidente de Rusia, Vladimir Putin, días después de reconocer la independencia de las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk.
La sociedad, otrora agradecida de sus soldados, se ha transformado en otra que los condena y denuesta. La sola mención de sus nombres por otro militar provoca su baja del Ejército.