El innovador modelo, pionero en nuestro país, facilita una “copropiedad de administración digital” de hogares, pensado para segundas viviendas que cuesten la octava parte del valor real y sin necesidad de trámites en Bienes Raíces. Las primeras casas estarán en Zapallar, Cachagua y Marbella.
Para regular la economía colaborativa, la legislación y la tributación deberían antes comprenderla bien, para evitar el error de aplicar políticas del siglo 20 a una realidad del siglo 21. Algo que, lamentablemente, no se está haciendo.