Los medios de comunicación en todo el mundo han destacado este mes una crisis conocida pero alarmante: un informe del Programa de Medio Ambiente de la ONU revela que el 41% de las especies migratorias están experimentando un declive en su población, mientras que el 22% se encuentra en peligro de extinción, incluyendo al 97% de los peces.
En el litoral chileno, la erosión costera se manifiesta como un desafío inminente que pone en riesgo la integridad de nuestras playas. Este fenómeno, propiciado por factores como la pérdida de sedimentos, el aumento del nivel del mar y fenómenos climáticos más intensos plantea una seria amenaza a estos valiosos espacios.
En un hito histórico para la conservación marina, Chile ha tomado la delantera al convertirse en el primer país en ratificar el Tratado Global sobre los Océanos de las Naciones Unidas. Este acuerdo marca un paso significativo hacia la protección de nuestros océanos, enfrentando desafíos críticos como la pesca excesiva y el cambio climático.
Este año, el panorama climático fusiona las costumbres estivales con la huella evidente del cambio climático, lo que impacta en la salud pública, biodiversidad y suministro de alimentos. Este pronóstico modifica la noción tradicional de un verano estable, exigiendo una adaptación continua a condiciones más extremas.
En el vasto horizonte de la pesca artesanal, se vislumbra una senda hacia la sostenibilidad a través de la redefinición de la gobernanza de los bienes comunes. El estudio de Villarroel-Ríos y colaboradores, titulado: Hacia una nueva economía de la pesca artesanal: de la “extracción” a la “excepcionalidad” (Revista Prisma Social, 2023), plantea un cambio fundamental en la manera en que abordamos nuestros recursos marinos.
Este año seguramente cerrará con el triste récord de ser el más caluroso desde 1850, cuando partieron los registros fiables de temperatura y que se usa como referencia para explicar el origen del problema: los combustibles fósiles, principales responsables de las emisiones de efecto invernadero.
Precipitaciones cada vez más intensas, desbordes de ríos, alza del nivel del mar son algunos de los fenómenos que progresivamente se aprecian en nuestro país debido al cambio climático los que, en los últimos meses, también nos recuerdan que no estamos preparados para estos eventos extremos.
El fenómeno de El Niño es un recordatorio de cómo el cambio climático afecta directamente a nuestros ecosistemas marinos.