Bernardita Jensen



Bernardita Jensen

Hace algunos años, tuve la oportunidad de participar en la Ceremonia del Té. Un ritual japonés milenario que consiste en la preparación y el consumo de este brebaje en fraternidad, como una práctica que promueve la consonancia entre la humanidad y la naturaleza, la calma del corazón y la disciplina mental, con el fin de alcanzar la pureza de la iluminación. La práctica se mantiene en sus formas e intenciones en el Siglo XXI.

El juego, como una acción innata, es un sinfín de oportunidades para el desarrollo sano, especialmente durante los primeros años de vida. Según la neurociencia contemporánea, en las etapas tempranas sentamos los cimientos de nuestra personalidad y estructura de pensamiento, siendo un período autoconstructivo, sensible y decisivo, lleno de posibilidades y esperanza.

Los efectos de la pandemia han sido catastróficos en la educación de nuestros niños, niñas y jóvenes. Según un artículo publicado por el CEP, con lo sucedido en 2020 y 2021, se estima una pérdida total de aprendizaje de más de un año escolar.

Las ventajas de saber esperar en el aprendizaje son variadas, y entre ellas podemos mencionar el aumento de la creatividad, ya que al enfocarnos en el proceso se permite más profundidad y la generación de nuevas ideas; mayor conocimiento, porque al contar con espacio para reflexionar, escuchar, debatir y explorar, se pueden obtener conclusiones más valiosas; y paciencia, virtud que nos permite afrontar de mejor forma los desafíos cotidianos, tolerar la incertidumbre y alcanzar objetivos complejos.