El avance de la inteligencia artificial (IA) en el sector bancario y de pagos es innegable. Según un análisis reciente, el 88% de los bancos ya ha definido o está definiendo una estrategia en este ámbito, y el 76% tiene previsto destinar presupuesto a iniciativas relacionadas. Esto demuestra el creciente interés y reconocimiento de las oportunidades que la IA puede brindar a estas industrias.
En el sector bancario, las aplicaciones de la IA son diversas y cada vez más comunes. Una de ellas es la evaluación del riesgo, donde los algoritmos son utilizados para tomar decisiones informadas sobre préstamos, tipos de interés y gestión de riesgo crediticio. Además, la detección y prevención de fraudes es otra área donde el aprendizaje automático juega un papel fundamental, detectando comportamientos inusuales de los clientes y previniendo el fraude con tarjetas de crédito.
La lucha contra el blanqueo de capitales es otro campo en el que la IA muestra su utilidad, detectando anomalías en transacciones que podrían indicar actividades financieras ilícitas. Por otro lado, los chatbots impulsados por IA mejoran la atención al cliente, brindando respuestas personalizadas y facilitando tareas bancarias básicas como consultas de saldo, transferencias y pagos de facturas. Asimismo, la autenticación biométrica, usando datos como huellas dactilares, reconocimiento facial o de voz, permite una autenticación segura en el ámbito bancario.
En el sector de pagos, las aplicaciones de la IA son similares, con un enfoque especial en la detección de transacciones fraudulentas y fraudes con tarjetas de crédito. Aquí, el análisis de datos y los patrones de fraude observados son fundamentales para prevenir y combatir este tipo de delitos. Además, la atención al cliente y la autenticación también presentan oportunidades para aplicar el aprendizaje automático de manera efectiva.
En Chile, la situación no difiere mucho de la del resto del mundo. Tanto los operadores tradicionales como los fintechs están sujetos a regulaciones estrictas en el ámbito de evaluación de riesgos y prevención de fraudes. Sin embargo, en áreas más innovadoras como la IA generativa, se observa un creciente interés por parte de las grandes empresas tecnológicas, que también están explorando la convergencia con el mundo de los pagos.
Recientemente, en Europa, la Eurocámara ha dado luz verde a la nueva normativa europea sobre inteligencia artificial, conocida como la Artificial Intelligence Act. Esta legislación tiene como objetivo garantizar la fiabilidad y el enfoque centrado en el ser humano de la IA. Clasifica y regula las aplicaciones de IA en función de su nivel de riesgo, estableciendo prácticas prohibidas, sistemas de alto riesgo y otros sistemas de IA. Esto tendrá implicaciones para los bancos y el sector de los pagos.
Si bien es posible que ciertos casos de uso, como la solvencia crediticia, sean etiquetados como de alto riesgo y enfrenten una carga regulatoria adicional, estas normativas también promueven mejores prácticas que generan confianza al garantizar la transparencia y equidad en las decisiones algorítmicas. Dado que el sector financiero ya está acostumbrado a una regulación rigurosa, es probable que pueda adaptarse y gestionar estas nuevas normativas.
En última instancia, la nueva regulación podría proporcionar una ventaja competitiva si logra generar confianza en los consumidores al garantizar normas éticas, responsabilidad y sólidas salvaguardias. La IA tiene el potencial de transformar el sector bancario y de pagos, y la regulación adecuada puede promover un desarrollo seguro y responsable de esta tecnología, beneficiando tanto a las instituciones financieras como a los usuarios finales.
Elisabeth Kant,
Head of Data Science de SumUp