La inclusión no es solo integrar a los menores en el aula, sino que es necesario proporcionar estrategias y adecuaciones personalizadas. Un menor con TEA puede necesitar adaptaciones en la entrega de instrucciones, la frecuencia de refuerzo o la identificación de desencadenantes, incluso podría requerirse monitorear períodos de fatiga cognitiva que requieran apoyo.
Estudios recientes indican que en Chile uno de cada 51 niños es diagnosticado con TEA, una cifra que podría ser considerada alta.
No se trata de un hecho aislado; el bullying es un problema sistemático que sigue ocurriendo en nuestras aulas y que requiere medidas urgentes.
Validadas hace años a nivel internacional, las terapias con esta tecnología de vanguardia, que estimula los circuitos cerebrales en áreas específicas, han mostrado avances significativos en los pacientes con diagnóstico TEA. Estudios a nivel internacional demuestran que al cabo de un mes los pacientes pueden mejorar en un 66% sus síntomas y los comportamientos patológicos asociados.
La tecnología rTMS es un método insipiente en nuestro país pero validada por años a nivel internacional que está basado en la aplicación externa de corrientes magnéticas sobre el cráneo, que permiten el tratamiento de diversas enfermedades psiquiátricas y neurológicas. En el caso del autismo, esta innovación tecnológica provoca mejoras en la conducta social y disminuye los comportamientos obsesivos y repetitivos de quienes lo padecen, en un plazo inferior a los seis meses.