"Esta es una nueva evidencia de que la presión arterial alta puede tener su origen en el cerebro, lo que abre la puerta para el desarrollo de tratamientos que actúen sobre el cerebro", afirma el profesor asociado del Departamento de Fisiología de la Universidad de McGill, Prager-Khoutorsky.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, solo en 2019 murieron 17,9 millones de personas en todo el planeta por una patología cardiovascular.