El ministro de Hacienda desestimó el impacto que pueda tener el acuerdo de pensiones sobre el empleo, al afirmar que “es una reforma procrecimiento”. Como sector metalúrgico metalmecánico, que decrecimos un 3% en 2024 y proyectamos una caída para este año de un 5%, no podemos menos que sorprendernos por este optimismo de la autoridad.
Un país cuya economía lleva tanto tiempo estancada requiere que las acciones para revertir la situación sean profundas y audaces. El reciente informe del FMI que urge a nuestro país a elevar el crecimiento potencial y a fortalecer el empleo y la posición fiscal no hace más que apoyar el argumento de que Chile necesita medidas drásticas para atraer inversiones.
Lo peor que le podría pasar a Chile es que el empleo informal lentamente se empiece a constituir en la “nueva normalidad” de nuestro mercado laboral. Hoy involucra a más de 2,5 millones de chilenos – un tercio de los ocupados – por lo que hacerle frente debe ser uno de los desafíos más apremiantes de nuestra sociedad. La informalidad no solo está asociada a desprotección social, sino también a salarios más precarios, mayor riesgo de caer en la pobreza, menor estabilidad económica financiera y menor recaudación de impuestos.
Cuando Chile enfrenta una compleja crisis económica, con proyecciones del FMI y de la OCDE que lo ubican como el país de América Latina que tendrá el peor desempeño en 2023, la planta industrial de los Astilleros y Maestranzas de la Armada (Asmar) nos entregó hace pocos días una noticia esperanzadora, y que nos “alumbra el camino” respecto de la senda que debemos tomar como nación para avanzar de manera decidida y concreta hacia nuestro tan anhelado desarrollo.
A pocos días de la trascendental elección presidencial, como gremio nos hemos reunido con los asesores económicos de los candidatos a La Moneda para preguntarles sobre el papel que le asignan a la industria manufacturera como actor preponderante del crecimiento que necesita Chile hoy.