Si nos quedamos en el plano puramente emocional, la solidaridad se vuelve inestable e ineficiente; la misma persona de la que me compadezco y ofrezco ayuda solidaria por su condición de inmigrante, por dar un ejemplo, puede volverse, por razones emocionales, en la persona que veo como peligro y de quien debo desconfiar por su misma circunstancia de inmigrante.