El acto de roncar, comúnmente trivializado en nuestra sociedad, es en realidad una señal de alarma que no debemos ignorar. La perturbación en la calidad del sueño que el ronquido representa puede ser la antesala de serios trastornos físicos, psicológicos y emocionales. Estas alteraciones tienen un impacto directo, no sólo en la dinámica familiar y de pareja, sino también en la esfera laboral, un ámbito donde la alerta y la concentración son cruciales.