El organismo ha explicado que los servidores en cuestión "daban soporte a múltiples medios de comunicación vinculados a Estado Islámico" y fueron utilizados para "difundir en todo el mundo propaganda y mensajes capaces de incitar al terrorismo en al menos treinta idiomas", incluidos español, árabe, inglés, francés, alemán, danés, turco, ruso, indonesio y pastún.