En muchos casos, el problema no es solo la deuda en sí, sino la falta de acuerdos previos sobre cómo manejarla. "Las relaciones de pareja funcionan desde los sentimientos, el bienestar y la emoción, pero ¿qué ocurre cuando tu pareja te pide prestado o solicita que tomes un crédito a su nombre? Aquí es donde debemos aplicar racionalidad.