El cambio climático ha alterado profundamente en cómo se desarrolla y opera la infraestructura en el mundo. En Chile, los impactos del calentamiento global se han vuelto cada vez más evidentes como las sequías prolongadas, las precipitaciones intensas, marejadas y fuertes vientos que producen daños de diversa consideración. Resulta evidente que estos eventos extremos exigen una revisión de la manera en que diseñamos, construimos y mantenemos nuestras obras, especialmente, en sectores críticos como el transporte y las áreas urbanas.