Hace un par de semanas tuve el gusto de asistir al Palacio de Linares, donde funciona Casa de América, en Madrid, a la presentación de un informe denominado Panorama de la inversión española en Iberoamérica, oportunidad en que pude escuchar -en primera persona- que las expectativas sobre la economía de nuestro país parecían ser mejores que la escuchamos a “este lado del charco”.