Los últimos años hemos notado cómo el sueño de la casa propia se esfuma entre los dedos de los chilenos. Este sentimiento se ve reflejado en las cifras de familias propietarias de una vivienda, las cuales en 2010 representaban el 65,5%, pero que para 2022 había disminuido un 8,5%, llegando al 57%.
En el caso de Chile, en promedio, una familia necesita destinar alrededor de 9 ingresos anuales para comprar una vivienda, una cifra que ha aumentado significativamente en la última década. Además, las propiedades prácticamente se han duplicado en precio en los últimos 15 años, poniendo una presión adicional sobre las nuevas generaciones que intentan ingresar al mercado inmobiliario.
¿Postergar la decisión de compra o elegir lo que me alcanza? Es la disyuntiva que varias familias han enfrentado a causa del aumento de las tasas de interés de los créditos hipotecarios y la disminución en el plazo para pagar este tipo de préstamos.