El debate actual en Chile debe pasar de ser meramente técnico a ser estratégico, pues la interrupción de sistemas compromete empleos y erosiona la confianza, siendo un ejemplo del "impacto económico severo" en la continuidad del negocio.
Un estudio reciente revela que solo uno de cada cinco líderes en Chile considera su estrategia de protección eficaz frente a nuevos desafíos. Además, el 76% tarda seis meses o más en responder ante un incidente, y el 63% tiene dificultades para controlar el crecimiento de sus superficies de ataque. El impacto económico es severo: las pérdidas potenciales por brechas pueden alcanzar varios millones de dólares.