La reciente semana no fue una para destacar en el Congreso. Habitualmente, si bien hay críticas a la labor parlamentaria, varias de ellas son infundadas: hay dedicación, compromiso y trabajo por gran parte de nuestros representantes. Sin embargo, hay momentos donde uno queda con serias dudas sobre las reales preocupaciones de nuestros congresistas. A la ya dilatada reforma de pensiones, con idas y vueltas, recriminaciones cruzadas y obstrucciones permanentes, por cerca de 10 años, se le suman otros hechos de connotación evidentemente más farandulera, pero que acaparan portadas y el entendible repudio ciudadano.