Un niño en desarrollo requiere experiencias y exploración de su entorno para poder gestionar, proveer y potenciar su cognición y desarrollo global. En este sentido, jugar es un aprendizaje fundamental.
Esta situación se extendió por los sobrecupos y la derivación de niños con niveles de complejidad que estas instituciones no podían atender, llevando a una brecha de oferta y calidad, que tuvo como consecuencia el cierre de algunas residencias.