Un paciente que ha tenido un ACV puede presentar secuelas físicas, comunicativas y cognitivas. Sin embargo, una rehabilitación precoz y sostenida permitirá mejorar significativamente su pronóstico, disminuyendo la dependencia, y favoreciendo su autonomía y desempeño social.
Los principales factores de riesgo de un ataque cerebro vascular son presión arterial alta, obesidad, diabetes, colesterol alto, sedentarismo y alimentación poco saludable, la mayoría de ellos modificables. Por eso el llamado de los especialistas es a mantener hábitos saludables y durante las vacaciones no descuidar los controles de patologías crónicas.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año 15 millones de personas alrededor del mundo sufren un ACV. Un tercio de esta cuantiosa cifra lamentablemente pierde la vida, mientras que el resto se expone a quedar con secuelas permanentes, las cuales se pueden aminorar mediante efectivos tratamientos, entre ellos, la aplicación de bótox.
Pese a las duras estadísticas, los Accidentes Cerebro Vasculares son prevenibles en un 90% gracias a una dieta balanceada, ejercicio físico, control del estrés y reducción en el consumo de alcohol, cigarro y drogas.
Si observa síntomas repentinos como boca o cara chueca, lenguaje o habla anormal y debilidad de un brazo o pierna, no espere y acuda de inmediato a un servicio de urgencia preparado para atender estas emergencias.
Está ampliamente documentado que los ataques cerebrovasculares (ACV) tienen altos índices de mortalidad, además de niveles de discapacidad que le generan al paciente un deterioro en su calidad de vida, costos económicos y sociales. Hablamos de una enfermedad que se ha transformado en un problema de salud pública que, para el año 2030, proyecta 77 millones de sobrevivientes en el mundo, de acuerdo al Ministerio de Salud.
Durante abril se celebra el Mes del Cerebro, fecha donde los especialistas enfatizan en la relevancia de una salud cerebral que ayude a prevenir enfermedades neurológicas.
Usted podría estar leyendo esto en la playa, disfrutando del sol y el mar. Quizás esté en el campo junto a su familia, o aprovechando el buen clima de estas vacaciones en un entorno natural, lejos de la ciudad donde trabaja. En cualquiera de estos escenarios, existe una emergencia neurológica a la que no le importa el lugar donde el paciente se encuentre, atacando sigilosamente cuando menos se le espera.
El adecuado reconocimiento de los síntomas del ACV es fundamental para acudir a un servicio de urgencia, de manera oportuna, y así tener acceso a una pronta atención, con el objetivo de evitar secuelas y mantener la independencia. La investigación liderada por los neurólogos Víctor Navia, Enrico Mazzón y Paula Muñoz, con el respaldo del ICIM UDD, presentado en junio de este año, en el Congreso de la Academia Europea de Neurología, da a conocer que casi una cuarta parte de los chilenos no reconoce, al menos, 1 síntoma en las señales de advertencia de un ACV.
Los ataques cerebrovasculares (ACV) son un problema de salud pública de enormes consecuencias para los afectados y sus familias.
A pocas semanas del 29 de Octubre, que se conmemora el día mundial de la prevención del ACV (accidente cerebrovascular), el llamado es a reconocer este tipo de enfermedad en el momento en que ocurre, esto porque es fundamental acudir de inmediato a un centro médico donde el paciente pueda recibir el tratamiento adecuado.
Pacientes que sufrieron un ACV o Lesión medular necesitan más apoyo en la materia.
La crisis sanitaria provocada por el coronavirus ha generado cambios en el perfil de las atenciones de urgencia en Chile, desplazando aquellas consultas que antes de la pandemia eran habituales, por otras relacionadas a los síntomas por Covid-19. Este panorama ha provocado importantes cambios en los flujos de atención del sistema de salud.