Pablo Lobos



Pablo Lobos

Durante mucho tiempo, vimos la capacitación como algo rígido, estructurado y, sobre todo, solemne. Pensábamos que, cuanto más serio el ambiente, más profundo sería el aprendizaje. Sin embargo, el tiempo nos mostró una realidad distinta, la inquietante curva del olvido y un conocimiento que no siempre se traducía en la práctica. La gente asistía, memorizaba y aprobaba, pero la verdadera transformación de competencias no se hacía presente. Mientras la industria avanzaba y la tecnología evolucionaba, nuestra forma de enseñar seguía anclada en el pasado.