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Gustavo Niklander |
A pocos días del inicio del año académico—ya sea en liceos, colegios, universidades, institutos profesionales o CFT—se desvanece, casi como un eco, aquella discusión profunda sobre el rumbo de nuestra educación. Tras los resultados de la PAES 2025, no tardamos en encontrar nuevamente comentarios que resaltan la disparidad entre colegios particulares y públicos; sin embargo, el debate se reduce al acceso a la universidad y, apenas dos meses después, el tema se esfuma.
Entender a estas generaciones no es tarea sencilla, pero sí desafiante. Porque, además, para Gen Z y Millennials es de suma importancia tener equilibrio entre la vida laboral y familiar, el medio ambiente y el cambio climático, la libertad y flexibilidad laboral, la posibilidad de ser quien ellos quieran ser, de preferencia con relaciones tendientes más a la horizontalidad que a la verticalidad.
Según cifras del año 2022 del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), el 73,5% de los nacimientos en Chile se concentran entre los 20 y 34 años de la madre, justamente la edad en que se accede a la educación superior e iniciándose a la vida profesional. Entonces, ¿cómo podría compatibilizar la maternidad y la crianza con los estudios?