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Gonzalo Ferraz de Andrade |
Recientemente el ministro de Hacienda de Chile, Mario Marcel, abrió la puerta a la posibilidad de reducir la tasa impositiva corporativa (el impuesto de primera categoría) del 27% al 24%, un paso que, en teoría, podría atraer más inversión y mejorar la competitividad del país en el ámbito global. Para entender las implicaciones de este cambio, es necesario analizar el contexto en el que se enmarca esta propuesta, sus potenciales beneficios y los riesgos asociados.