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Gabriel Gurovich |
Durante años, Chile miró su sistema portuario como una fortaleza natural. Hoy, el mapa se reescribe. La consolidación acelerada de megahubs en el Pacífico –desde Brasil hasta México– y la irrupción de Chancay cambian la lógica del juego: ya no compite el puerto, compite el sistema completo. Escala, frecuencia, costos y confiabilidad operan como un solo algoritmo. En esa ecuación, Chile ya no lidera por defecto; deberá hacerlo por diseño.
La experiencia internacional demuestra que un PCS bien diseñado no solo acorta tiempos y reduce costos, sino que eleva la competitividad de todo un país.