Carolina Pérez Echeverría



Carolina Pérez Echeverría

Durante años, hablar de la presencia de mujeres en los directorios se centró en una cifra: cuántas somos. Hoy esa conversación debe evolucionar. No se trata solo de ocupar un asiento en la mesa, sino de qué perspectiva aportamos cuando estamos ahí, qué decisiones ayudamos a tomar y cómo contribuimos a construir organizaciones más humanas, sostenibles y competitivas.


Se habla mucho de inteligencia artificial, pero lo que rara vez se reconoce es que la mayor barrera no es tecnológica, sino emocional y cultural. El temor, en sus distintas formas, explica más fracasos en la adopción de IA que cualquier limitación técnica.

En muchas compañías, la “transformación digital” termina siendo una paradoja: se invierte en la mejor tecnología disponible, pero la estrategia sigue siendo la misma de siempre. El resultado no es transformación, sino frustración. Se llenan salas de directorio con presentaciones de plataformas de vanguardia, se despliegan dashboards de última generación, se instalan sistemas sofisticados… y sin embargo los equipos siguen operando bajo la mentalidad y lógica de antes, con los mismos incentivos, procesos y prioridades.