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Carolina Cortés |
Cuando hablamos de mujeres que participan en el mundo de la ciencia e innovación, el tema se puede abordar desde varios puntos de vista. Por un lado tenemos una evidente brecha de género, donde Chile ocupa el cuarto lugar entre los países con menos mujeres tituladas en áreas STEM de todos los miembros de la OCDE. Desde una mirada más positiva, esa es una realidad que poco a poco está cambiando.
Cuando hablamos de mujeres que participan en el mundo de la ciencia e innovación, el tema se puede abordar desde varios puntos de vista. Por un lado tenemos una evidente brecha de género, donde Chile ocupa el cuarto lugar entre los países con menos mujeres tituladas en áreas STEM de todos los miembros de la OCDE. Desde una mirada más positiva, esa es una realidad que poco a poco está cambiando. A inicios de este año fue noticia el número de mujeres matriculadas en carreras universitarias de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas. El porcentaje aumentó en un 16,8%, llegando a un total de 30,2% jóvenes estudiantes.
Los sesgos de género están presentes en distintos ámbitos de nuestro quehacer diario y estamos tan acostumbrados que muchas veces pasan desapercibidos. Por ejemplo, en toda la trayectoria de los Premios Nobel, ha habido 63 mujeres premiadas (6%) frente a 926 hombres (94%). Algo similar ocurre en algo tan cotidiano como los nombres de las calles, donde la mayoría lleva nombres masculinos porque la historia tradicionalmente no acostumbra a reconocer el aporte femenino. Se trata de casos que vivimos no sólo en Chile, ya que este patrón es también la realidad en muchos países de Europa.