​Tratados y Caballerosidad

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Hermogenes Perez de Arce

Los bolivianos perdieron el pleito en La Haya pero, además, con sólo interponer su demanda perdieron caballerosidad. Porque los caballeros respetan su palabra y ellos desconocieron la suya, empeñada en el Tratado de 1904.

El ex canciller Miguel Schweitzer ha probado que dicho Tratado fue un verdadero contrato de compraventa de los territorios comprendidos entre el paralelo 23 y el río Loa, pagados a razón de 304 dólares por kilómetro cuadrado, los cuales algunos estudiosos elevan a 514 dólares, siendo que Bolivia había vendido poco antes, en 1903 a Brasil, territorios a razón de 64 dólares por kilómetro cuadrado y que los Estados Unidos habían comprado a Rusia en 1867 el territorio de Alaska a razón de cuatro dólares. Todo lo que pagó Chile a Bolivia en virtud del Tratado, si se actualizara hoy, sumaría valores siderales; y a ello debería añadirse lo que ha ahorrado Bolivia por el uso de nuestras instalaciones portuarias en su flujo de importaciones y exportaciones.

Las aspiraciones bolivianas de obtener hoy cesiones territoriales y marítimas de Chile cuando ya ha recibido el pago de lo que vendió han constituido un abuso poco caballeroso. Me ha hecho recordar, por contraste, un episodio vivido en 1973 entre dos caballeros chilenos, don Luis Alberto Fernández y Francisco Bulnes Ripamonti. El segundo había comprado al primero una casa en Tabancura por un precio bajo, debido a que el gobierno de la UP, con sus confiscaciones, había hecho caer por los suelos los valores de los activos. Pero vino el 11 de septiembre y las propiedades, por el solo hecho de restablecerse el derecho respectivo, multiplicaron su valor. Entonces Francisco Bulnes acudió donde don Luis Alberto Fernández y le ofreció pagar un reajuste del precio. Pero don Luis Alberto rechazó el caballeroso ofrecimiento. “Los contratos se cumplen”, le dijo a Bulnes. El “pacta sunt servanda” de los internacionalistas.

Es la diferencia entre contratar con caballeros y con quienes no lo son y siempre buscan alguna manera de no cumplir las obligaciones contraídas o, en particular, pretenden recuperar lo que han dado a la otra parte cuando ésta ya ha entregado lo comprometido a dar por la suya.


Hermógenes Pérez de Arce

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