La nueva ley, que integra a la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras (SBIF) y a la Comisión para el Mercado Financiero (CMF), fortalecerá las herramientas con las que cuenta el regulador bancario para prevenir la eventual insolvencia de un banco, lo que implicará un mejor cuidado de los recursos de los chilenos.