Sr. Director,
El explosivo aumento del empleo público (más de 10% en un año) vuelve a evidenciar un problema estructural: el Estado chileno crece sin mejorar. Las plantas siguen congeladas, mientras contratas y honorarios se multiplican sin concursos ni evaluación real. En 2024, 201 de 204 servicios obtuvieron el 100% de la bonificación por desempeño, prueba de un sistema que premia por igual a quienes destacan y a quienes no cumplen.
No se trata de más funcionarios, sino de un régimen obsoleto que perdió la meritocracia y elevó la discrecionalidad. Chile necesita una reforma profunda del empleo público: separar cargos de confianza y de carrera, evaluar con rigor y definir mecanismos de egreso claros. Sin eso, seguiremos financiando un Estado más grande, pero no mejor.
Pablo Pérez
Economista
Instituto Libertad