Retomar un derrotero

|

Luis Riveros

El gobierno está seriamente afectado por dos circunstancias que debilitan su accionar e inhiben su iniciativa en temas pendientes que son de alta incidencia en la evaluación ciudadana. Por una parte, el gobierno perdió el plebiscito del 4 de septiembre de una manera bastante contundente, lo cual ahoga su posibilidad de emprender acciones de vasto alcance que el país necesita. En efecto, ha visto debilitado el necesario liderazgo para conducir un diálogo político a todas luces decisivo para las etapas que vienen y ha perdido dinámica en las iniciativas que debiera estar enviando al parlamento. En segundo lugar, ha existido una cadena de errores y contradicciones en el accionar de autoridades en distintos campos y niveles, lo cual le ha ido restando credibilidad, además de percibirse una cierta falta de coherencia en el accionar de los distintos grupos que componen la coalición de gobierno. Todo esto se complica en circunstancias que el gobierno no cuenta con mayoría en el Parlamento, y también considerando que existe un alto grado de incertidumbre en la sociedad chilena, atendida la presente circunstancia en materia de seguridad y la evolución de la economía.

No parece el gobierno contar con un sustento adecuado para encabezar un nuevo proceso constituyente, materia que debe quedar en manos del Congreso para un mejor resolver. De acuerdo con lo recogido por encuestas, la ciudadanía no respalda la repetición de un esquema como el practicado anteriormente, esto es con una Convención totalmente elegida y partiendo de una “hoja en blanco”. Esto demanda una clara propuesta sobre los aspectos que se intentará abordar en un nuevo proceso, delineando los contenidos que se enfatizarían en el nuevo texto o en las revisiones que se llevarían a cabo del texto constitucional actual. Todo eso junto con una estrategia definida sobre el cómo se abordará la tarea de generar un nuevo texto y que a la vez permita superar la fatiga constitucional que afecta a la ciudadanía. Si es el Congreso quien encabece el nuevo proceso, en las formas que se determine llevarlo a cabo, es muy importante que el gobierno defina con claridad su agenda de trabajo para así contribuir a disminuir el alto grado de incertidumbre que domina hoy en día a la sociedad chilena.

La ciudadanía ha manifestado en forma reiterada sus inquietudes más importantes, las cuales conciernen a seguridad, salud, inflación e inmigración. Es claro que no se puede llevar a cabo reformas o medidas que aborden las situaciones que más afligen a la población porque no existen los recursos suficientes, considerando además que el mundo está pasando por un momento difícil en materia económica y financiera. Pero sí es posible que el gobierno convoque a la discusión de una agenda de medidas que aborden tales temas, especialmente el serio problema de delincuencia y de inmigración ilegal que afecta a Chile. El gobierno necesita recuperar credibilidad y su accionar en estos campos, y ello podría convertirse en un instrumento vital para reconstruir confianzas. El gobierno bien podría convocar al mundo político a un diálogo sobre la base de un plan de acción en estas materias, para así llevar un mensaje de tranquilidad a la población. En días en que los recursos públicos están escaseando como producto de la situación económica global, concentrarlos en estas declaradas prioridades ciudadanas parece ser no sólo aconsejable, sino también imprescindible.

La situación económica está comenzando a castigar severamente a los hogares chilenos. Con alta inflación, un creciente desempleo y una expectativa de caída del ingreso per cápita para el próximo año, la situación se ve muy complicada. Si además las señales van en la dirección de desestimular la inversión y amenazar nuestro potencial exportador, entonces los resultados negativos se profundizarán. Y estos llegarán para quedarse, haciendo crecer la conflictividad social. Es imprescindible que el gobierno instaure un diagnóstico claro sobre sus prioridades en las actuales circunstancias, reordenando su gestión y promoviendo el encuentro político que se necesita para clarificar los caminos futuros. Si no se hace, Chile no sólo sufrirá las consecuencias de una crisis económica, sino que hará endémica una crisis política y social de significativas proporciones.


Prof. Luis A. Riveros

europapress