​Cambio climático, producción agrícola e inflación

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Daniel Vercelli 2

Aumento de las temperaturas mínimas y máximas en distintas partes del mundo, sequías, disminución de las producciones agrícolas producto de las condiciones del suelo, deshielos de glaciares. etc. Estamos viviendo la primera década donde evidenciamos en la práctica el impacto que está teniendo el cambio climático en el planeta y en los próximos años, este fenómeno seguirá incrementándose. Incluso ahora, en zonas que estaban algo ‘eximidas’ o inmunes a estos cambios, se están notando los efectos del daño medioambiental.

Como parte de esas consecuencias reales que estamos experimentando, hay un aspecto económico frente al cual probablemente el contexto nos haga estar más sensibilizados, y es el efecto del cambio climático en los aumentos de precio de los alimentos y en la consiguiente pérdida de poder adquisitivo para las personas. Como contexto, Chile acumula un 12,5% de inflación en los últimos meses y si revisamos las causas encontramos desde los efectos colaterales tras los meses de paralización durante la pandemia y el impacto de esas paralizaciones en cadenas logísticas a nivel global, las inyecciones de liquidez por distintas vías y, desde comienzos de año, la guerra entre Rusia y Ucrania, causante de la disminución de la oferta de insumos claves como el aceite, los fertilizantes y el trigo.

Haciendo un acercamiento al mundo agrícola, empezamos a observar efectos directos de los años de sequía en nuestro país. Sin ir más lejos, en abril de este año el ministro de Agricultura afirmaba que algunas frutas y verduras estaban subiendo en un 20% sus precios producto de ese fenómeno. Vámonos un poco más atrás, y encontraremos en 2019 un estudio de un banco de la plaza que estimaba que entre 1999 y 2009 la sequía había significado un aumento de 2,4%, mientras que en la década siguiente ese impacto significó un alza de 6,9%.

Por eso la reflexión es pertinente, porque los problemas y angustias que empieza a generar la inflación nos hacen estar más receptivos a lo siguiente: la inflación provocada por la crisis climática tendrá efectos probablemente estructurales y permanentes (no coyunturales y transitorios). No podremos solucionar de manera rápida desafíos globales como la baja en la producción alimenticia por la sequía y el aumento de costos en agricultura. Esto causará problemas serios en el bienestar de las personas, un aumento de la pobreza, dificultades en el acceso a nutrientes básicos e incluso una crisis de hambre mundial, donde las personas con menores recursos serán las más perjudicadas.

La agricultura presenta hoy un reto enorme, porque no sólo es la encargada de proporcionar alimentos y materias primas, sino también oportunidades de empleo a una importante cantidad de población.

Por eso, distintos países de la región están comenzando a implementar acciones paliativas y herramientas para mantener a flote la producción, todas dirigidas a controlar los gastos en insumos, recursos o distintos factores involucrados. Por ejemplo, el riego y el uso eficiente del agua puede ser un factor fundamental para disminuir costos de energía y mano de obra. Mayores alternativas en la oferta de fertilizantes, herbicidas y fungicidas -ojalá creados con un enfoque sustentable-, puede ayudar a aplacar el déficit que están teniendo ahora. En el área del transporte de carga, mejores trayectos y una logística eficiente pueden colaborar en evitar la pérdida de alimentos debido a largos tiempos de espera, acrecentados por los protocolos durante la pandemia.

El impacto del cambio climático en el alza de los precios en la industria agrícola incidirá directamente en el volumen y la calidad de la producción que tendremos en el futuro. Lo digo de manera más concreta: en qué vamos a comer y qué alimentos vamos a poder comprar en unas décadas más. Vivimos tiempos que requieren no sólo evidenciar los hechos, sino que ir más allá. El sector privado, el gobierno, los líderes del gremio y la academia, deben trabajar en conjunto para analizar, evaluar y tomar decisiones que den un giro a esta situación. Después, podría ser demasiado tarde.


Daniel Vercelli Baladrón

Socio y Managing Partner de Manuia, mentor y director de startups

europapress